Los solsticios y equinoccios simbolizan la fertilidad de la tierra, los sistemas de producción agrícola y alimentaria, el patrimonio cultural y sus tradiciones milenarias. La celebración de esos eventos es una encarnación de la unidad del patrimonio cultural y las tradiciones de siglos de antigüedad. Es gracias a este tipo de celebraciones que se fortalecen los lazos entre los pueblos sobre la base del respeto mutuo y los ideales de paz y buena vecindad. Por ello, la ONU reconoció el 21 de junio como el Día Internacional de la Celebración del Solsticio.
Muchas culturas celebran los solsticios o equinoccios por medio de festivales. Es el caso del festival del Fuego del Solsticio de Verano en los Pirineos cada 21 de junio. Cuando cae la noche, los habitantes bajan con antorchas encendidas desde las montañas hacia sus pueblos y ciudades, prendiendo fuego a fogatas preparadas a la usanza tradicional. Se considera que las fiestas del fuego constituyen una ocasión para regenerar los vínculos sociales y fortalecer los sentimientos de pertenencia, identidad y continuidad de las comunidades.
Estas expresiones culturales están profundamente arraigadas en las comunidades y se perpetúan gracias a una red de asociaciones e instituciones locales. El lugar de transmisión más importante de este elemento del patrimonio cultural inmaterial es el hogar familiar, donde sus miembros lo conservan vivo en la memoria.
Consulte más acerca del día internacional de la celebración del solsticio en el siguiente enlace: Día Internacional de la Celebración del Solsticio | Naciones Unidas