El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente – PNUMA ha publicado su informe sobre la brecha entre la producción proyectada de combustibles fósiles y los niveles compatibles con el objetivo de limitar el calentamiento global entre 1,5 y 2oC. El informe confirma que los gobiernos, especialmente los de países con mayores ingresos, planean duplicar la cantidad de gas, petróleo y carbón en 2030, lo que significa una amenaza para una transición energética equitativa.
En Colombia la economía depende en gran medida del petróleo y el carbón, siendo uno de los 20 países con mayor producción de combustibles fósiles. Sin embargo, las proyecciones indican una disminución significativa entre 2030 y 2050. Bajo este escenario, Colombia junto con países de islas del Pacífico afectadas por el cambio climático, se han unido a la iniciativa de lograr un tratado para la no proliferación de combustibles fósiles, con el objetivo de alcanzar una transición equitativa a escala mundial para abandonar el carbón, el petróleo y el gas.
Dado que la oferta como la demanda definen el escenario energético global, estas iniciativas lideradas por Colombia deben estar acompañadas por acciones de países con mayor consumo de combustibles fósiles y capacidad para abordar una transición equitativa hacía fuentes de energía alternativas. Por lo tanto, es responsabilidad de estos países establecer y cumplir metas de reducción más ambiciosas y cooperar con el financiamiento de la transición en países con capacidades limitadas.
Para lograr emisiones netas de dióxido de carbono (CO2) cero para 2050, los gobiernos deben implementar medidas orientadas a una disminución progresiva de la producción de combustibles fósiles hasta el año 2050, alcanzando niveles inferiores a una cuarta parte de la producción en 2020. Estas acciones deben estar acompañadas con avances en la construcción de infraestructuras para fuentes de energías limpias, como la solar o la eólica, a partir de las cuales Colombia tiene un plan para producir seis gigavatios en 2026. Además, se pueden implementar mecanismos de captura de CO2 sin poner en riesgo la biodiversidad, la seguridad alimentaria y los derechos de las comunidades indígenas y usuarios de territorios ancestrales.
Consulte este informe en el siguiente enlace: Informe sobre la Brecha de Producción