Las ballenas y los delfines son mamíferos marinos conocidos como cetáceos, los cuales desempeñan un papel destacado en la capacidad de los mares para fijar, almacenar y secuestrar carbono. Son una parte importante de la compleja red de vida marina que hace del océano el mayor sumidero de carbono del planeta. No obstante, en el último siglo han muerto alrededor de tres millones de ballenas, principalmente por la industria ballenera que consume su grasa convirtiéndola en aceite y su carne para consumo humano.
Una causa adicional que ha generado la disminución de la población de delfines y ballenas es la contaminación tóxica y acústica. La primera se produce debido a los productos tóxicos que son liberados en el mar, los cuales se acumulan en los tejidos adiposos de estos cetáceos y resultan dañinos para su vida. Por su parte, la contaminación acústica se produce por los grandes ruidos causados por barcos y perforaciones petrolíferas. Estos sonidos afectan el oído desarrollado de las ballenas, y al ser un sentido fundamental en sus técnicas de caza impacta en su alimentación.
Por ello, el 23 de julio de 1986 la Comisión Ballenera Internacional (CBI) decidió proclamar ese día como el Día Mundial Contra la Caza de Ballenas, hoy conocido como Día Mundial de las Ballenas y los Delfines, con el propósito de frenar su caza comercial e incentivar la protección de los océanos, los cuales representan su hábitat natural.
Consulte más acerca de este día en los siguientes enlaces: Ballenas y el cambio climático | ONU y Día Mundial de Ballenas y Delfines | UDFC