Cada 18 de febrero se celebra esta fecha, que por su importancia debe convocar a ejecutar acciones, para hacer visibles los riesgos que implica el uso de pesticidas y fertilizantes químicos.
El control biológico fue originalmente definido como “la acción de parásitos, depredadores o patógenos que mantienen poblaciones de otros organismos a un nivel más bajo de lo que pudiera ocurrir en su ausencia” (DeBach, 1964). Sin embargo, la Organización Internacional de Lucha Biológica (OILB) lo define como “la utilización de organismos vivos, o de sus productos, para evitar o reducir las pérdidas o daños causados por los organismos nocivos”.
De acuerdo a lo anterior, el control biológico descansa en que ciertas poblaciones son llevadas a bajas densidades por sus enemigos naturales, lo que indica que hay una interacción de tipo denso-dependiente, es decir, la población del enemigo natural depende a su vez de la población de la plaga, para mantener un equilibrio poblacional.
Organismos mundiales y locales recomiendan sistemáticamente a los agricultores el uso del “Control Biológico” como medida eficaz para disminuir los efectos de los pesticidas en las producciones agrarias, limitar los costos y aprovechar las ventajas científico técnicas de este campo, instaladas en el entorno local.
Consulte más acerca de esta celebración en el siguiente enlace: Día Internacional del Control Biológico